
Rehabilitar un edificio con criterios de eficiencia energética no es solo una mejora estética o técnica, sino una decisión que impacta directamente en el consumo mensual y en la economía de quienes lo habitan. Apostar por el ahorro energético en rehabilitación supone, en muchos casos, transformar un inmueble anticuado en uno moderno, eficiente y sostenible. Empresas especializadas como Grupo Garmat, con amplia experiencia en soluciones constructivas en Asturias, demuestran día a día cómo este tipo de intervenciones permiten ahorrar miles de euros al año en consumo energético, al tiempo que aumentan el confort y el valor del inmueble.
La rehabilitación energética no es una moda pasajera, sino una necesidad. Edificios construidos antes del año 2000, en su mayoría, no cuentan con niveles adecuados de aislamiento ni sistemas térmicos eficientes. Esto provoca que una gran parte de la energía que se invierte en calefacción o refrigeración se pierda. La buena noticia es que esto tiene solución, y que además los resultados son palpables desde el primer invierno.
Por qué el aislamiento es la clave para reducir el consumo
Una de las intervenciones más efectivas para mejorar la eficiencia energética de un edificio es actuar sobre su envolvente térmica: fachadas, cubiertas y suelos. En zonas como Asturias, donde la humedad y las bajas temperaturas son comunes durante gran parte del año, una fachada sin aislamiento supone una fuga constante de energía. Mediante técnicas como el sistema SATE o la incorporación de materiales aislantes en rehabilitaciones tradicionales, es posible reducir drásticamente las pérdidas térmicas.
Gracias a estas actuaciones, se consigue una mejora directa en la eficiencia energética de los edificios. El resultado es una temperatura interior más estable durante todo el año, menor dependencia de sistemas de climatización y, por tanto, un descenso notable en el consumo. En muchos casos, el ahorro llega hasta el 40 % solo con una mejora en el aislamiento exterior.
El impacto real en calefacción y climatización
Cuando se mejora la envolvente del edificio, los sistemas de calefacción pueden trabajar de forma mucho más eficiente. Equipos como calderas de condensación, bombas de calor o sistemas de aerotermia alcanzan su máximo rendimiento cuando el edificio está bien aislado. Aquí es donde se produce el mayor ahorro en calefacción, que puede alcanzar hasta un 60 % si se combina con una renovación completa de instalaciones térmicas.
Este ahorro no solo se refleja en la factura mensual. También se nota en el mantenimiento, en la durabilidad de los equipos y, sobre todo, en el confort térmico. Ya no es necesario subir varios grados la temperatura para “notar el calor”, ni preocuparse por corrientes de aire o zonas frías en la vivienda. Con una buena rehabilitación energética, el edificio se comporta de forma más eficiente y homogénea.
Además, es importante destacar que rehabilitar energéticamente no implica siempre obras invasivas. Muchas de las soluciones aplicadas por empresas como Grupo Garmat permiten intervenir sin necesidad de desalojar a los vecinos o hacer grandes modificaciones interiores. Esto facilita que comunidades enteras puedan apostar por la eficiencia sin alterar su día a día.
Acceder a ayudas y subvenciones lo cambia todo
Uno de los principales frenos a la hora de afrontar una rehabilitación es la inversión inicial. Sin embargo, el contexto actual es muy favorable. Existen múltiples programas de ayuda, financiados con fondos europeos y gestionados a nivel estatal y autonómico, que cubren gran parte del coste de estas intervenciones. Gracias a estas subvenciones, es posible acometer una reforma con un desembolso mucho menor del esperado.
Grupo Garmat no solo ejecuta las obras, sino que también acompaña a las comunidades en todo el proceso de tramitación de ayudas. Este asesoramiento incluye la elaboración de estudios energéticos previos, informes técnicos y la gestión completa de la documentación. Con este respaldo, muchas comunidades han conseguido reducir su inversión hasta en un 80 %, y amortizar el resto en apenas unos años gracias al ahorro energético mensual.
Por tanto, hablar de rehabilitación energética hoy en día es hablar también de oportunidad. No solo por el ahorro económico, sino por la posibilidad de acceder a financiación pública en un momento en el que las instituciones están promoviendo activamente la eficiencia en el parque inmobiliario español.
Ahorro, salud y revalorización del edificio
Los beneficios de una rehabilitación no terminan en la factura. También hay una mejora en la calidad del aire interior, en la salubridad de los espacios y en la salud de quienes los habitan. Eliminar humedades, evitar filtraciones y lograr una temperatura estable reduce la aparición de moho, alérgenos y problemas respiratorios.
Además, los edificios rehabilitados con criterios de eficiencia energética ganan valor en el mercado. No solo obtienen una mejor calificación en el certificado energético, sino que también se perciben como inmuebles más modernos, sostenibles y preparados para el futuro. Esto facilita su venta o alquiler, y mejora la imagen de la comunidad o del propietario.
Por todo ello, la rehabilitación energética no debe verse como un gasto, sino como una inversión inteligente y necesaria. Una apuesta por el confort, el ahorro a largo plazo y el compromiso con el medio ambiente. Y con el respaldo de profesionales como Grupo Garmat, es posible transformar cualquier edificio en un referente de sostenibilidad y eficiencia sin renunciar a la estética ni a la funcionalidad.